lunes, abril 30, 2007

PopeTown en Chile!!!! Alguien tiene algo que esconder??

Lectores todos, hoy vuelvo a escribir sobre los temas de contingencia “espiritual” y ciudadana. Lo hago porque mis agotadas neuronas requerían volver en sí mismas y reflexionar: sobre mi vida, mis recuerdos, y en general, sobre todos aquellos temas que han sido parte de mi existencia.
Pero la cosa cambió. Echaron leña al fuego, a mi fuego por lo menos, y causo el detonante de esto que ven ahora. Tal como paso cuando a Nazareth los censuraron en el Festival de Viña, o tal como pasó cuando no permitieron publicar el "Libro Negro de la Justicia Chilena". Hay fariseos actualmente que insisten en NO respetar la ley y NO recordar que están en una sociedad, inmersa en un Estado laico, y de la cual deben respetar, procurándose todavía granjerías como las que tenían en la Edad Media.
Todo lo anterior se debe a la puesta en escena, por parte de VTR, de una serie de dibujos animados llamada “PopeTown” (PapaVilla en español), en que se ironiza al papado y a las altas jerarquías de la iglesia católica, existiendo dentro de los personajes el romano pontífice visto de manera defectuoso y con sacerdotes corruptos a su alrededor… nada nuevo en todo caso.
Traigo una selección de dos notables columnas rescatada del diario La Nación en que dos personajes -cada uno en su ámbito profesional- dan su opinión referente a la nueva pugna libertad de expresión v/s mojigatos religiosos.
Mi opinión en el próximo post.

Más papistas que el Papa
Alexis Yáñez, profesor de Historia y magíster en Ciencia Política.

Definitivamente en Chile el dogmatismo intolerante se resiste a desaparecer. El país ha avanzado en muchos planos, como en la apertura de las nuevas generaciones hacia las minorías sexuales y étnicas, el progresivo laicismo que evidencia la sociedad y la proliferación de estilos de vida distintos a los convencionales. Sin embargo, de tanto en tanto, episodios que no pasan de lo anecdótico se encargan de recordarnos que la aceptación de las diferencias todavía está en la etapa de discurso.
Hace pocos días, “PapaVilla”, una curiosa serie animada transmitida por MTV –canal juvenil con una reconocida apuesta por la irreverencia–, comenzó a desatar controversia. Hoy ya tiene carácter de “guerra santa”, con presentación de denuncias formales, diputados conservadores de bandos opuestos unidos por un mismo fin –conseguir la censura del programa– y organizaciones de extraña procedencia y dudosa representatividad presionando para sacarla del aire.
No hay que ser demasiado perspicaz para notar que detrás de toda esta escandalera está la poderosa mano de Ricardo Claro. Al día siguiente de la exhibición del primer capítulo de la serie, el incómodo accionista minoritario de la cableoperadora VTR utilizó –como tantas otras veces– su canal de TV para exigir la suspresión de “PapaVilla” atendiendo el carácter católico de la sociedad chilena, y denunciar que la decisión de transmitirla no había sido discutida en el directorio de la empresa. En otras palabras, nadie le había preguntado su opinión. A partir de entonces aparecen dos diputados emprendiéndolas contra la compañía, y un abogado y ex socio de Claro, José María Eyzaguirre, toma la bandera de lucha y la clava en el CNTV alegando infracción a la ley y ofensa a las creencias del pueblo chileno.
Ni la Conferencia Episcopal, reunida en Punta de Tralca para analizar los temas más relevantes que aquejan al país y preocupan a la Iglesia, dedicó una fracción de segundo a comentar este programa. Es evidente que no les debe agradar la serie, pero –por suerte– para el episcopado nacional asuntos como la educación, la justicia juvenil, el transporte, la pobreza y la calidad de la política chilena son los que merecen su atención.
Es bastante claro que el tema no le preocupa a nadie más que a un grupo muy menor que en estas ocasiones demuestra ser más papista que el Papa. Si bien la agenda pública no va a girar en 180 grados después de ver qué ocurre con este programa, el país no puede darse el lujo de ceder ante los antojos de los poderes fácticos y permitir la censura sin inmutarse. La libertad para expresarse y acceder a los diversos contenidos de los medios de comunicación es un derecho que costó años recuperar y que sólo basta un par de concesiones para comenzar a perder. Señor Claro, una de las cosas que ganamos el 5 de octubre de 1988 (fecha que debe dolerle como pocas) es también la capacidad para decidir por nosotros mismos lo que queremos ver. Veamos cuánto hemos aprendido de la historia.


¡Aguante VTR!
Freddy Stock

En una sesión extraordinaria, de esas que parecen encerrar cuestiones de vida o muerte, el Consejo Nacional de Televisión (CNTV) revisará hoy una queja contra VTR por la exhibición de la serie “Papavilla”, sátira de la BBC transmitida por el canal MTV que, en pocas palabras, muestra un pueblo -que podría ser el Vaticano- liderado por un pontífice deficiente y manejado por sacerdotes corruptos.
La queja que verá el CNTV fue hecha por el mismo abogado que redactó la Constitución del ´80 (vaya dato biográfico del señor abogado defensor de los valores chilenos). Don José María, su nombre, pronostica que la serie de dibujos animados podría corroer hasta lo inevitable las más profundas raíces de la República. Y, lamentablemente para don José María, ya no existe el artículo 24 transitorio que nos mantenía tranquilos en los hogares.
Pero el señor abogado no está solo en su cruzada anti sarracena. En el parlamento binominal se vuelve a producir la alianza estratégica que la está llevando: un diputado UDI y otro DC presionaron directamente a VTR para que quitara del aire la serie de MTV. VTR es un cableoperador que ha demostrado históricamente su completa afinidad con la libertad de información. Desde los tiempos en que su rival Metrópolis censuraba películas pese a las quejas de sus clientes, VTR transformó su línea editorial como un aval de respeto hacia sus abonados. El éxito logrado les permitió absorber Metrópolis y convertirse en el dueño del 80 por ciento del mercado del TV cable. Es por esto que VTR se niega a alterar el contenido de sus canales. Y es por esto que VTR dejó la resolución de este asunto en manos del CNTV que sesiona hoy.
Vaya día para la convivencia de Chilevilla. O gana la libertad o gana la censura, así de simple. Porque si un grupo de fanáticos religiosos cree que los chilenos serán más o menos creyentes por una absurda sátira de dibujos animados, ni pensar lo que viene más adelante con el cine o los documentales. Que se cuide HBO si quiere exhibir nuevamente cintas como “El Padrino III”. O si National Geographic se manda otro numerito como el del Evangelio de Judas. ¿Alguien sabe lo que traman los fariseos del History Channel? ¡Santo cielo! Dios nos pille confesados.

2 Comments:

Blogger Natalia Paz se mando el siguiente carril:

Yo no sé porqué taaan poca gente pasa por estos lados: si es que estás cada día más interesante, nene! El problema yo creo radica en la falta de publicidad, la misma que me hace falta a mí...
Y respecto a PapaVilla, creo que ya basta! Al politiquerío de este país no le basta con pasarse por el culo el tema de los derechos humanos y proclamar a los 4 vientos una reconcilación inexistente y, por cierto, contraproducente: un país no puede olvidar su historia. Pero por último si no pretenden abrir la boca, al menos debieran dejar que la gente vea lo que quiera! Después de todo mucha gente se sacrificó para que sus hijos tuvieran esa oportunidad..y en eso estamos!!
Un abrazo grande y espero que ande todo bien por allá! Hace tiempo que no escribes, pero ¡¡¡quién soy yo para decir eso!!??...

beso gordo! =*

mayo 08, 2007 11:22 a. m.  
Blogger Mario se mando el siguiente carril:

Efectivamente mi querida Natalia, he sido un ingrato, pero remediaré esa situación a la brevedad, o sea, cuando llegue mi fin de semana.
Y sobre lo otro, esas es la relacion que se da en estos casos entre politica chilena con religión: el resultado, una cosa hipócrita y sin gusto, salvo el del terror que hubo en épocas pretéritas. No me extrañaría que en base a esta hipocresía la Evelyn Matthei o alguna senadora, diputada DC o UDI tenga un ejemplar del Kamasutra dentro de sus intimidades, para luego ir a prohibir que las mujeres libres tomen la pastilla del día después.
Un gran beso

mayo 08, 2007 3:59 p. m.  

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