Bitacoras Februales y Lupercales del norte III: La Cana
Una vez reunidos todos ingresamos. Dispusimos mesas, sillas, copetes, etc. y todo era interesante: buena compañía, sobre todo femenina.
Luego de un infructuoso diálogo, nos dimos cuenta que no pudimos hacer nada.
Entregamos los "carnéses" y todos detenidos. Pero antes ordenamos las cosas y botamos basuras.
Subo por 1ª vez (y espero que última también) a la cuca o zapatilla, y es bien incómoda la verdad, bueno... creo que tampoco tengan lujos como para llevar a delincuentes y aparentadores de ellos.
Por un absurdo mal entendido, nuestros cargos fueron el haber violado una morada. ¿Cómo crestas si nos dieron permiso para estar en ESA casa? Bueno, los comentarios que escuché al inicio fueron ciertos: el dueño de la huevá es un chanta, mala clase y tránsfuga. A lo que no dimos crédito, ahora lo palpábamos.
En fin... no mucho se podía hacer. Nos pidieron datos, profesión u oficio, estudio, domicilio, lo básico como para ir pensando en prontuariar a un desgraciado.
Examinaciones, revisiones, pero hechas con dignidad, eran las últimas diligencias que nos hacían a eso de las 04:00AM. Posteriormente bajamos al lugar que todo imputado conoce, el cual, obviamente, no conocía personalmente: los calabozos. Jamás pensé que me encontraría con mis distinguidas amistades en un sucucho insalubre, el par de Víctores, el par de Pablos, Javier, Marco y yo éramos los invitados al convite policíaco-judicial. Dos celdas a la izquierda estaba mi anfitriona, la Isa, junto con la Pía.
Por suerte nos tocó una celda sin otros compañeros que nosotros mismos. Pero esa suerte cambió unas horas después cuando ingresó a nuestra mazmorra un descomunal y amistoso personaje, que llego saludándonos amistosamente. Como buena persona preocupada y amante de la hospitalidad nos preguntó:
P: "Shiaaaaaaa!! ¿y porque tan encerraos?"
JV: "Por violación de morada"
P: "¿Los pillaron con gramos?"
JV: "No: estábamos en una casa, y blablabla..."
P: "Ahhccc shiaaa"
Luego fue consultado por qué llego junto a nosotros y el dialogo fue mas o menos así:
P: "es que los pacos @#$%& le estaban sacándole la shusha a unos cabros chicos, y entonces nosotros le pegamos a los pacos @#$%& porque los pacos @#$%& no le pueen pegarle a los cabros chicos.... por cazuela ¿los pacos @#$%& pueden pegarle a los cabros chicos?
JV: "Obvio po, si los agreden claro que deben defenderse, y si los ven cometiendo un delito flagrante y se pone violento demás que también. A todo esto ¿porque estai encerrao?"
P: "No nah', es que solo estabamo quemando una casa sha"
No tenía idea que a uno lo pueden encerrar por "sólo" quemar una casa... asombroso, pero el nuevo compañero andaba medio perdido.
Luego, la presentación de rigor. El tipo se llamaba "Papo", pero su nombre real es Ricardo. Pero no venía solo: no señores. Estaba acompañado por el "Pelele", quien estaba en la celda del primer piso. De vez en cuando, Papo se acercaba a los barrotes y gritaba con su tono característico "¡Pelele!, ¡Pelele! como estai!".
Ni respuestas de Pelele... parece que dormía o que estaba pasando por el trámite administrativo de rigor.
Luego, entre sueños, escuchaba las historias de Papo, y de como se escupía en la mano para luego pasar el producto de su boca por un tatuaje que tenia en su pierna, para que tuviera brillo.
Llegan las 9 de la mañana y nos hacen subir al primer piso. Mas trámites. Nos pasan un documento con un nombre chistoso: "Acta de citación compulsiva". O sea, teníamos que ir a la Fiscalía nos guste o no, el día 22 de febrero. Con eso, el estar cautivo en una ciudad que nos recibe "especialmente" se prolonga obligatoriamente.
Mientras estaba esperando mi "acta", miro alrededor y esta todo moreteado y hecho bolsa el famoso y mítico "Pelele".
La libertad tiene un olor especial y, guardando las dimensiones del caso, pienso en los prisioneros políticos durante la tiranía del muerto ese. El hecho de salir al exterior, con la conciencia tranquila que no se delinquió, es invaluable, y el ver la luz del sol luego de la oscuridad también pasa por una sensación similar.
Luego, a la casa del ser en cuestión a pedir explicaciones. Balbuceó un par de palabras, porque andaba con una resaca de la puta madre, y luego, en su estilo ordinario, dijo que era fácil que el mismo llamaría a su sobrino para que sacara los cargos. Y como es un chanta dijo “ahora tienen mas anécdotas para contar”. “Claro bolsa de caca, demás que si después de dormir en el suelo del calabozo” pensamos todos.
Nos retiramos a nuestros hogares postizos a bañarnos y sacarnos las malas vibras de ese día.
Espero no ver al famoso H.R., el desgraciado que nos hizo pasar el susto de la puta madre en nuestras vidas.
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