miércoles, marzo 14, 2007

Bitacoras Februales y Lupercales del norte I: Aprontes


Bueno, como se dieron cuenta, durante febrero principalmente no tuve mucha actividad cibernética... estuve fuera de esta urbe inhóspita y cada vez más desagradable, para emprendérmelas muy lejos de acá, hacia el norte del país.
Este viaje lo estuve planificando desde diciembre del año pasado, ya que tuve la invitacion por esa fecha.
Me hice el ánimo, no porque no quisiera viajar, sino por el hecho de estar arriba de un bus o de un avión por incalculables horas.
Con el paso del tiempo me he puesto mas miedoso a los medios de transporte… ¿porque? No lo se, es parte de las inseguridades que vamos adquiriendo cada cierto tiempo.
Durante los días previos, con mi amigo Pipo Vega comenzamos con los preparativos y el desarrollo del itinerario. Ropa, dinero, alimentación, pasajes y tiempo eran los temas que afortunadamente me preocupaban.
Se acercaba el día, transcurrían los momentos y la imaginación hacia de las suyas. El día jueves, últimas conversaciones por msn con amigas y amigos, anunciando el viaje y solicitando que por cualquier cosa me llamen al celular, o bien que dejen el recado con las personas correspondientes o en mi correo electrónico. Mientras tanto saco un papelillo, le echo un poco de tabaco y armo un cigarrito muy fuerte, para sentir su sabor y aromas que sin duda ayudaran al trance que estaba a punto de iniciar.
Los nervios me consumían. La pena por otros hecho también pero el hecho de saber que me encontraría con viejas y viejos amigos ayudaba de todas maneras.
Cierro mi mochila, reparo mis zapatillas, imprimo algunas cosas y de ahí a dormir.
Escucho en la mañana fuertes susurros de desesperación, que al final descubrí, fueron insignificantes. Una ráfaga de viento con una lluvia amenazantes me acariciaban al despertar. Pensé y dije: “ya es la hora”. Me levanto, me baño y finiquito algunas cosas. Cámara, plata, intentar llevar el tabaco y la comida para el viaje son el principio y fin de una travesía “I-N-O-L-V-I-D-A-B-L-E” como podrán darse cuenta mas adelante.
Mi hermano “monito” y mi mamá me dejaron en el metro Einstein. Me despido, subo, hago trasbordo y de ahí esperar a mi partner de viaje.
Miro a mi alrededor y veo a los pasajeros, mis compañeros de viaje. Miro sus expresiones y semblantes. Hay mucha felicidad, en otros tensión.
El mío, creo, no representa ni lo uno ni lo otro… las circunstancias en mi son diferentes.
Suben el chofer y el auxiliar junto al resto de la tripulación… parte la máquina, que lucha contra este invernal día de verano.
El cielo sigue llorando. No se porqué ¿será porque tiene frío?, ¿será porque me voy?, no lo creo, la atmósfera suele ser caprichosa.
Desde el Terminal a la Autopista Central fue eterna. Una vez que miro el cerro Renca me tranquilizo: el viaje comenzó. Intercambio con don Vistor palabras alusivas hasta que se inicia lo mas destacable del día y de toda la travesía: el festival de Rocky. ¿Cómo? Sí… fueron mas de 6 horas de un carnaval del cual salí entusiasmado con pegarle a alguien, pero el Zorro y su mascara quisieron que el destino fuera otro.
Cae la noche y con ello la travesía que no me interesaba mirar: la del desierto. Horas y horas de un desolador espectáculo, en que la naturaleza demuestra que también puede tener un cinerario o un columbario abierto para todo el mundo y que, si no tomamos conciencia ecológica, nuestro medio ambiente puede llegar a serlo en el corto plazo.
Hay solo una cosa buena de este trayecto nocturno. Hago una cosa que me deprime hacer en Santiago: miro el cielo, esta claro y estrellado. Me doy un gran gusto al observar nebulosas, satélites, ovnis, aviones y cuanto objeto estelar que aparezca y que en la ciudad infame es imposible de ver en las noches, salvo cuando se corta la luz producto de alguna protesta, atentado, etc.
Termina mi terapia hacia lo alto, y en el exterior la visibilidad es prácticamente nula. No hay nada mas que hacer a partir de ese momento.
Por suerte duermo.
Siento que amanece. Veo al gordo simpatico del auxiliar que esta ofreciendo desayuno y decido abrir mi ventana. Miro un letrero que dice “Arica 800 y tantos kms”. Me resigno, recibo mi te y guardo silencio.

5 Comments:

Anonymous Anónimo se mando el siguiente carril:

qué bonito el viaje, eso si que me da julepe viajar de noche, valor tuviste! las estrellas valieron la pena!

Abrazos

marzo 16, 2007 8:22 a. m.  
Blogger Pamela Albarracín se mando el siguiente carril:

recorriste mi bella Arica
mi desierto precioso
tocaste mis rincones de niña

aaay
me dió penita
:(

marzo 16, 2007 11:54 p. m.  
Blogger Mario se mando el siguiente carril:

Cala Labbe: mas que un acto de valentía, fue un acto de economia jejejejeje.
Pamela Albarracín: asi es... estuve por Arica y, según el mito del lugar, tome jugo de guayaba y se supone que volveré allá para quedarme. Y créeme que lo haria encantadísimo, tengo motivos de sobra para hacerlo.
En todo caso, para quienes me lean, mas adelante vendrán las bitácoras ocurridas en Arica y Tacna.
Saludos!!!!!!!!!

marzo 20, 2007 12:47 a. m.  
Blogger Pamela Albarracín se mando el siguiente carril:

de mas que vuelves
si comiste guayaba estás en nuestra alma ariqueña.

marzo 22, 2007 3:52 p. m.  
Anonymous Anónimo se mando el siguiente carril:

ahhhh
no miras el desierto???
a mí me gusta el desierto... es mi hábitat!
no lo relaciono directamente con contaminación o con pésmimas políticas ambientales, pues el desierto de atacama no es el resultado de la invasiva mano del hombre...
cada vez me gustan más los matices que toman los cerros al amanecer...
nunca son cafés... pueden ser celestes, grises, violetas, rojos... todo en contraste con un amplio cielo despejado...
ves? todo eso te perdiste por no mirar los que te mostraba la ventana
jajajaja
cada uno con su gusto...
sigo con la lectura ;)

marzo 22, 2007 3:54 p. m.  

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