martes, marzo 27, 2007

Bitacoras Februales y Lupercales del norte IV: Subiendo a las alturas

Después de la desventurada aventura con los Sres. de verde y el bolas ese, y dado que tenemos que quedarnos “voluntariamente” en la región, en virtud de la “citación compulsiva”, decidimos partir con mi compañero de celda a Calama. Un viaje sin una gran variación en el paisaje, todo igual de muerto, y cada vez mas desolador.
Bueno. Llegamos a Calama y nos esperaba Nelson, quien nos condujo a su casa. Y nos recibió bastante bien, con una cantidad de cervezas siderales. Luego nos explica que ese día (20 de febrero) es el cumpleaños de la Pachamama, y que había que celebrarlo.
Tema aparte, ya empezaba a sentir los efectos de la altura calameña, que igual los miraba a huevo, sobre todo al escuchar aquellas noticias en que los protagonistas son nuestros pichangueros y rascas (en algunos casos) jugadores de fútbol que se aclimataban en las alturas a fin de evitar los peligros y acostumbrarse (a excepción de los de Cobreloa) al medio antes del juego. Pero eso no importaba… el festín de lúpulo y cebada estaba interesante. Ya iban unas 7 entre 5, para luego seguir por otras 4 mas… y aún teníamos que ir a la casa de la Pía a tomar once.
Debíamos ir. Debíamos ir. Debíamos ir, sobretodo cuando el papa de la Pía dijo que sería un honor contar con nosotros en su mesa. Miércales! Que íbamos a hacer, también teníamos que estar en el ritual para la Pachamama, que estuvo siendo preparado desde hacía 508 años. Para los aymáras somos extranjeros, y es un honor que los extranjeros estén en esa festividad, ya que según la creencia, les trae paz, prosperidad y todo tipo de bendiciones. Estaba todo preparado, nosotros también, y bien entonados. Eso si, antes de que empezara el plato de fondo, me daba cuenta que cuando a Nelson le quedaba un poco de cerveza en su vaso, la tiraba al suelo. ¿Maña? No, era una ofrenda que se hace a la Pachamama, una suerte de ritual cotidiano, diario, para no olvidar a quien nos sustenta.
Son las 20:00hrs. El ocaso se inicia, el sol emprende su marcha hacia el occidente. En Grecia, dirían que el carro de Apolo continúa su viaje por el firmamento. Se enciende la fogata, siendo el “síntoma” con que se inicia el ritual.
En la mesa que había, se encontraban tres paquetes con figuritas de yeso (creo), de forma cuadrada, y con diversos relieves con ciertos motivos: una casa, un pan, un corazón, una pareja, etc. Símbolos universales que a ratos me hacen pensar que la humanidad tiene una conciencia, un inconsciente colectivo del cual hablaba Jung. También en cada uno de esos paquetes, se encontraba, junto a las figuritas, diversos tipos de yerbas, como si fuese un sahumerio, y trozos de pan, galletas y otras sustancias. Al lado, una bolsa llena de coca, de la cual mascaba para estar 100% listo para el ritual.
Momentos después, parte el ritual como se debe. Se ofrenda por los buenos deseos, por el futuro, presente y pasado; por los vivos y por los muertos. La madre tierra, que da la vida (y que dicho sea de paso poco pescamos, ignoramos y además matamos de a poco), es festejada y honrada por el pueblo aymará, al cual pertenece Nelson. El ritual fue potente, mágico, emotivo. Le pedía la Pachamama por mis padres, mi hermano, mis seres queridos y mis muertos, sobre todo por los de los últimos años. Creo que la Pacha me entiende por suerte, y me entiende bien.
Demás esta decir que mascamos coca como nunca, eso nos ayudó a soportar la curadera y la altura.
Para finalizar el ritual, nos echan coloridas challas en la cabeza y en el cuerpo, porque en una celebración no pueden faltar.
De ahí, partimos como huasca a tomar once a las 21:00hrs, una hora poco prudente para muchos, excepto para mi, ya que tomo 11 tarde. Nos paso a buscar un taxi, y al poco rato llegamos. Debo confesar algo: durante el trayecto me fije que Calama es precioso, pero solo de noche.
Como buenas visitas que somos, nos reciben y abren la puerta. Por el ambiente me doy cuenta que somos los invitados de honor de ese día. Lleno de challas entro a la casa, y les aseguro que de ver al dueño de casa se me quito la curadera. Nos recibió muy formal y de terno y corbata impecables. Yo, con mi vestimenta tradicional (polera [pasada a humo], polerón con gorrito, shorts), estaba destiñendo frente a la formalidad de este señor, que no lo conocía y que no sabia su nombre, cosa que después me dio su resto de plancha. Se trataba nada mas y nada menos que de Juan Luis Mauras, ex diputado, ex senador, ex Presidente de ambas Cámaras, ex Embajador de Chile en la ONU, ex padrino de Allende cuando se batió a duelo con Rettig, uno de los duelos mas memorables de la política chilena en el siglo XX, cuando los caballeros se decían las cosas de frente y nada con que irse a los combos, a la antigua usanza*… en fin, un antiguo político de aquellos con clase y prestancia que se preocupaba de los problemas reales de la gente. No en vano, es promotor de considerar a Arica como puerto libre, y de derogar la Ley de Defensa permanente de la Democracia (la “Ley Maldita” del déspota González Videla).
Estuvo con Fidel, Allende, Altamirano, Rettig, Alessandri y Kennedy, entre muchos otros. Decenas de fotografías lo confirman. Nos deslumbraba con sus historias fabulosas de políticos y política, que estaban compuesta de dulce y agraz. Lo pasé bien, además conoce a un amigo de mi familia y a un tío político que fue director de Correos y Telégrafos (eso si que era añejo!!!). Fue una velada interesante, y fuera de bromas, un encuentro con la historia importante, tan bueno como cuando converso con don Jorge Ibañez de vez en cuando.
Esta demás decir que con nuestra anfitriona no conversamos mucho, pero a la salida fue posible.
De ahí a nuestros aposentos a conversar con Nelson hasta las 03:00hrs. Luego, acostarse con la caña para partir el día siguiente a San Pedro. Lo logramos, pero son 2.436 m.s.n.m. O sea, el hecho que “eventualmente” me apunase era total y absolutamente posible y previsible, pero además lamentable para mi.
Salí apunado. No le pedí a Nelson hojas de coca para mascar nuevamente. Grave error, ya sentía una vez mas los efectos de las altas montañas. A los 20 minutos de haber salido ya me sentía pésimo. El bus también lo era. Estaba con revoltijos estomacales, incluyéndose falta de aire, corazón agitado, etc. Me calmo un poco, no mucho, pero puedo respirar tranquilo. Pasan 20 minutos y empiezo a desesperarme mucho.
Saco lo poco de hoja de coca que tenia en mi billetera (era parte del ritual aymará) para mascar (cosa que no quería hacer), pero debo hacerlo. Es primera vez que me meto a mi boca algún alimento que estuvo conviviendo con el sucio y profano dinero. Era poca a decir verdad, no sirvió de mucho.
Agravó más la situación.
Quince minutos mas y morí. Se habló con el chofer y me debo bajar del bus. Si, tal como lo piensan… el escrupuloso, limpio y asquiento Mario debió emprendérselas en medio del desierto. Terrible experiencia, quiero olvidarla. Pero les confieso que después de eso me sentí feliz y pleno.
A la hora, o quizás menos, llegamos a la arqueológica San Pedro de Atacama. Paso al baño y de ahí a conocer, partiendo por la Feria Artesanal, la Iglesia y su entorno para posteriormente almorzar. Posterior al rico almuerzo, hay ciertas diligencias imperdibles que se deben realizar, a saber:
  • Compra de pasajes, me apuno;
  • Vistas de artesanía, me apuno;
  • Recreación de la vista, me apuno;
  • Tirar la talla, me apuno;
  • Consultar por ciber cafe, me apuno;
  • Caminata, me apuno;
  • Respiración, me apuno;
  • Etc etc etc, me apuno.

Era mucho ya. Decido ir a tomar un te de coca para no apunarme mas. El local es bastante agradable, y la comodidad del adobe se hace presente. Un local cosmopolita, donde vi desfilar americanos y eurpeos principalmente. Este lugar me da un grato adelanto de las maravillas maravillosas que podré ver en un rato mas en la plaza de San Pedro. Africanos y asiáticos no vi en esta ocasión, menos oceánicos o de algún otro lado perdido en el mundo. ¡¡Mmmmmmm, que rico el tecito de coca!! Una buena taza a muy bajo precio.
De ahí al museo Le Paige, con una exposición que a decir verdad, me decepcionó un poco. Quería ver momias en cantidades siderales, en especial a la "Miss Chile", pero no puedo ser tan egoísta: el museo es bueno. Reconozco que salió mi lado morboso en todo esto. La muestra permanente es buena, pero falto el material humano disecado.
Fuera de ello, el Museo contiene piezas y vestigios de las culturas primitivas de la zona, elementos de los invasores incas, y para finalizar, elementos del sincretismo entre la cultura de San Pedro y la de los carniceros hispanos.
El padre LePaige, a decir verdad, es un personaje fascinante. Un sacerdote jesuita que se dedica a la arqueología y al rescate cultural de nuestros ancestros. Premiado por el Gobierno Chileno y por el Vaticano (creo, debo confirmar el dato). Una reconstrucción de su oficina da cuenta de ello.
Estoy mas que seguro, y puedo apostar lo que quiera que NINGUN Opus Dei se atrevería a realizar una obra de tamaña magnitud. Dudo que se ensucien sus manitas con tierrita y polvito para desenterrar la historia, dado que estan empecinados en enterrarla y olvidarla de las memorias de nuestro país.
Salvo por un par de errores humillantes en la historia, los jesuítas me son una orden que gozan de mi simpatía.
Posterior a la visita salgo a caminar solitariamente las calles de San Pedro. Por primera vez el desértico polvo y el calor en conjunto me agradan.
Luego del paseo, me siento en una de las tantas bancas de la plaza de San Pedro a escribir unos momentos. Escucho a un músico por algún lado, y la cantidad de turistas extranjeros (gringas, italianas, y mucha europea en general) me tenia a decir verdad bastante entretenido, sobre todo por las féminas provenientes del exterior. El festín es bueno.
Pero no todo es perfecto. El té de coca anterior ya surtió efecto hacía muchísimo rato, y me vuelvo a sentir mal. Luego de eso, parto a tomar otro té, antes de subir nuevamente a un desagradable bus “Frontera del Norte”, los cuales recomiendo no tomarlos.
Llego a Calama y parto a Antofagasta nuevamente, para acudir a la audiencia, terminar con la pesadilla y seguir con el viaje.


PD1 : en la foto, al costado derecho de Ibañez y de bigote con terno oscuro se encuentra don Juan Luis Mauras, en la firma de Arica como "Puerto Libre", en 1953. Foto obtenida de la exposición que se encuentra en la "Aduana" de Arica.
PD2 : mis fotos personales, las sacadas por la camarita análoga, seran reveladas a la antigua usanza, y escaneadas. Luego, estaran en "Viajes Ácidos, el álbum de fotos" para su deleite.


*Si fuera por eso, y dada mi animosidad-belicosidad caballerosa, me habría batido a duelo con muchos y muchas, y quizás me tendría que haber resucitado unas 500 veces para salir victorioso.

3 Comments:

Blogger Jorge A. Gómez Arismendi se mando el siguiente carril:

Hola hermano querido, espero estes muy bien, y disculpa lo ingrato...ojalá nos podamos ver pronto, eso trataré.
Otra cosa, aplique un poco más de sintesis, o sino sólo leerán los títulos.
Saludos fraternos

marzo 28, 2007 10:39 p. m.  
Blogger Mario se mando el siguiente carril:

Mmmmmm que bueno que me visite, no se pierda.
Lo otro... lamentablemente en mis "narraciones" no aplicaré la sintesis. Quien me quiera leer integramente bienvenido sea, y el que no, que no me lea, es simple.
Un agran abrazo y no se pierda esta semana por alla.

abril 01, 2007 5:38 p. m.  
Blogger Mario se mando el siguiente carril:

Se me olvidaba... cualquier cosa le aviso o este atento al mail.
Eso, grandes abrazos

abril 01, 2007 5:39 p. m.  

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