viernes, junio 08, 2007

Los Bolseros de la primera comunión

Advertencia: esta historia puede que sea un poco mas larga que las otras, pero no por eso va a ser aburrida. Lamentablemente mis lestores se han quejado que escribo mucho, pero bueno… Cervantes también escribía mucho y hay escritores de poca monta que también escriben mucho. Y antes que más de alguno siga quejándose de la nada, sugiero que tome asiento, pesque un copete y se disponga a disfrutar de esta historia, con la familia de preferencia.

¿Qué es un clásico? Según algunos, algo que no pasa de moda, como el Sgt. Pepper's.
Tal como se los prometí en un post anterior, en esta oportunidad les presentaré una historia ocurrida en mi familia hace exactamente 14 años, y que se encuentra en los anales y en la memoria de quienes fueron partícipes (para “pena” de alguno de ellos) o de quienes no lo fueron (pena porque no la pudieron disfrutar jejeje). Y sin dudas que merece ser catalogado de “clásico”, por lo menos en mi núcleo familiar.Para entender bien el contexto, debemos remontarnos muchos mas años atrás (fuera de los 14 mencionados), para ser mas exactos, 16 años atrás. Para una mejor comprensión, dividiremos en 3 los episodios de la historia, para entender algunas cosas.

Episodio Uno, preliminares: corría el año 1991, el año de la muerte de Freddy Mercury, el año de la operación “Tormenta del Desierto”, y entre otras cosas, el año del Colo-Colo campeón de la Libertadores. Me detendré en esa última “efeméride”. El día de la final recuerdo haber salido a la calle con mi mamá a una diligencia en la tarde. Como era de suponer, el “merchandising” colocolino estaba en su apogeo, y el ex niño mamón-copión que les escribe, pidió que le compraran su correspondiente bandera de plástico, a fin de tenerla para ver el partido en mi casa. La cosa es que los albos ganan, y el resto ya lo saben… sin comentario.

Episodio Dos, el antecedente inmediato: ese mismo año ’91, estaba terminando de hacer la catequesis para la primera comunión. Fueron 2 años de pérdida de tiempo y leseo judeo-cristiano semanal, en que nos estaban preparando, en teoría, para algo grande. Pero bueno, al final todo es mucho ruido y poquísimas nueces.
Llega el ansiado día, el 27 de octubre de 1991, el día de mi 1ª comunión. Y como es costumbre, a celebrar con una once con los invitados.Yo estaba realmente eufórico, parece que la hostia que me dieron era de 97 octanos o algo así, porque no paré de correr ni de gritar. Tenía aun guardada la bandera del Colo que me habían comprado, aproveche de sacarla ¿y adivinen que? El mismo día en que había “recibido” al Sr. me dediqué a sacarle la cresta con la banderita a mis primos y primas que venían de visita.
Paralelamente, un tío amigo de la familia, estaba grabando con su filmadora todos los momentos de ese día: misa, sesión de fotos con los compañeritos, y la once de la tarde en casa, incluyendo la mesa con los bocadillos para degustación de los invitados. Recuerdo que mi mama parte la torta, y que comí un pedazo. De ahí nada más y eso sería todo por ese día.
Al mes siguiente vamos a la casa de este tío a ver la filmación, y ahí estaba… hasta que, para bien o para mal mío, enfocan la mesa, y comienza el diálogo con llanto y escándalo:
NM: y había sándwich de güevo y no me avisaron!!!!!
Guaaaaa!!!! (léase llorando)*
M: pero si estuviste gritando y pegándole a la gente todo
el rato!!!! (léase retando)*
Desde ese pequeño incidente, me hice la promesa que, cuando mi hermano hiciera su 1ª comunión, me dedicaría exclusivamente a comer todo lo que no comí para la mía.

Episodio Tres, la profecía autocumplida y desenlace: llega el momento esperado ahora por mí, y por ende, hora de cumplir las promesas hechas. Un día del mes de noviembre de 1993, mi hermano hace su primera comunión. La misma joda de la vez anterior, con la salvedad que este tío que filmaba no fue ese día. Llega lógicamente la tarde y, para festejar la llegada del sr. a la vida de mi hermano se hizo algo similar que para la mía: bocaditos, papas fritas, etc. pero, con un agregado especial; mi mama hizo pizza, porque los comensales habían comentado con anticipación que querían comer pizza.Todo estaba como corresponde, la gente feliz y contenta, sin siquiera imaginarse lo que pasaría momentos después. Hasta ese momento había comido como una pequeña bestia que estaba ayunando quizás desde cuando, y, según alguien con criterio medio, ya era mas que suficiente lo ingerido… solamente con respecto al ítem canapés. Faltaba el fondo, que era la pizza.
Minutos después comienza la repartición, poniéndome al inicio de la cola para comer lo más rápidamente posible. Todo esta resultando bien, y el resto de los comensales hacen lo mismo, pero no contaban con que me iba a devorar rápidamente mi(s) plato(s). A los minutos, ya había comido otra buena cantidad suficiente. Mientras seguían haciendo fila, voy nuevamente a proveerme de pizza, lógicamente de colado. Estaban dentro de la cocina: 2 primas mayores, una de ellas con su pololo, un tío y una tía (ambos muuuuuy mayores) esperando su turno para ser servidos, a lo cual comienza un diálogo más o menos así con mi mamá:
NM: mamá, quiero MAS pizza
M: pero Marito, ya te has comido tres trozos, espera a
que sirva a las demás visitas…
NM: (alzando la voz y muy molesto) ¡¡¡¡y claro, le vienen
a servir a estos bolseros que se vienen a comer toda mi comida!!!!
M: Marito!!!! (de forma muy sorprendida por lo demás,
entre pena-rabia-odio-pavor)
NM: (rematando con una risa malévola) jejejejeje
El aire se cortaba con un cuchillo después de eso y TODOS LOS PRESENTES EN LA COCINA QUEDARON marcando ocupado. De ahí me retire sin obtener mi propósito (el trozo de pizza). El subversivo niño Mario una vez más lo hizo, incomodó a su mamá y de pasadita a unos cuantos parientes. Después del “diálogo”, la cosa no fue mejor. Mi tío le fue a decir a mi papa “Oye, cuando me vai a invitar para que el @#$%& de tu hijo me diga que soy bolsero!”.
Y después de eso las relaciones nunca mejoraron en la familia… todo por venir a bolsear.
Ese mismo tío al que me refiero JAMÁS perdonó que lo hayan tratado de bolsero. Mi otra tía no puede escuchar esa palabra. Una de mis primas se la “tomo con Andina” (dicho sea de paso, no encuentro refrán mas soso que ese), y la otra lo tiene guardado en su corazón y me desprecia actualmente jajajaja. Esto me ha valido hasta el día de hoy apelativos como el de @#$ón pesao, desagradable, plomo de la familia y otros epítetos similares.
Debo decir que este fue una suerte de acto de psicomagia… me liberé de años de pesadeces por parte de familiares que no me querían mucho. Mis válvulas de escape funcionan a la perfección, y lo vivido por 13 años quedó atrás ese día.Disfrute ese día, y creo que ha sido unos de mis sucesos notables. He dado momentos de sano humor a quienes le cuento esta historia, y se han reído. Esta historia me acompañará por el resto de mis días.
¿Ustedes creen que me arrepentí? No señoras y señores, en absoluto. gocé con ese pequeño despliegue de maldad infantil.
Lo que más me reconforta es que todavía tengo cuerda para rato, y contarles otra de mis salidas futuras.

*En ambos diálogos léase de la siguiente forma:
M: mamá
NM: niño Mario

1 Comments:

Blogger Vestal se mando el siguiente carril:

No creo que haya sido maldad...
dejemoslo en travesura no más, tipico de los niños que dicen lo que piensan no más, sana habilidad que por lo demás vamos perdiendo en cuanto pasan los años.
Le dije el viernes en la madrugada, en algún momento por ahí y en medio de tanta gente y de tanta alegría, que habitualmente me daba la "lata" de leer su bitacora, como ud mismo dice.
Bueno hoy le he dejado la huella que da testimonio de aquello.
Ojalà en un proximo encuentro podamos conversar un rato.
saludos porteños.
Paola

junio 10, 2007 9:46 p. m.  

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