Mi anécdota "deportiva" mas vergonzosa
Seguimos la saga con esta anécdota...
Me da lata escribirles esta lata, pero la maldita daga de la memoria y los flash-back de estos días así lo ameritan.
Bueno, si me conocieran tal como soy físicamente, se darán cuenta que disto AÑOS LUZ de ser un deportista de alto rendimiento. Soy un pseudo-acróbata del deporte que pocas veces se esfuerza (por las pocas oportunidades con que cuento y que me hago) por mejorar su trainning y sus "sendas marcas" registradas en la baja competencia.
En fin, en mi historial deportivo se encuentran las siguientes disciplinas (practicadas lógicamente con mucho esfuerzo) a saber:
- Volleybolista (intento)
- Artista marcial (intento)
- Cazador frustrado (intento)
- Basquetbolista en la YMCA (si!!!! La misma de los Village People... y tal como se lo imaginan, intento)
- Ciclista de playa
- Futbolista de pichanga (la mas común)
Como "karateca" (full-contactista en realidad) una lesión en mi pierna truncó mis sueños hasta el día de hoy, negándoseme la posibilidad de volver a practicarlo, y de todo corazón, era con lo que mejor me fue, a pesar de haberlas emprendido contra la muralla.
Lo que si ha funcionado mágicamente ha sido el ciclismo playero vacacional, y el pichangueo ocasional con los amigotes cuando se da la oportunidad, aunque a decir verdad las pichangas son un recuerdo del pasado y las cambiamos por cervezas y asaditos.

Pero la que mas me gusta de todas las cosas que he hecho, y que sigo practicando hoy en día, son las caminatas de largo aliento y el escalar cerros y roqueríos. Pichidangui es el lugar en que, cada vez que puedo, me subo a alguna roquita en que rompen las olas y de ahí me pongo a contemplar el vuelo de cormoranes y gaviotas en búsqueda de su alimento, sumergiéndose en el profundo mar.
¿Cual es el plato fuerte para el día de hoy? Una experiencia límite vivida después de las elecciones municipales del año 2004 cuando, para variar, el deporte amateur hace de las suyas.
Al día siguiente de los sagrados y magnos deberes ciudadanos, me dirigí con mi amigazo Víctor Vega a realizar una subida a pie al San Cristóbal, más específicamente a la cumbre donde esta la virgen, cosa que incluso no tiene una gran dificultad por estar casi todo pavimentado.
Íbamos felices por la vida conversando de las proyecciones de la Concertación después de la derrota de Shaulsson en esas elecciones, y que afortunadamente el imbécil del alcalde que precedió a Raul Alcaíno se retiraba y se mandaba a guardar su playa y su nieve. Miraba el paisaje, localizaba calles de importancia del sector norte de la capital como Recoleta, Américo Vespucio, Santos Doumont, Patronato, Santa María, Independencia, Av. México entre otras, y de apreciar lugares colosales como el Cementerio General desde las alturas del San Cristóbal o el Parque del Recuerdo.
Como es de esperar, el camino se bifurca, y a la cumbre se continua por un sendero exclusivo para peatones.
Seguíamos conversando de las bondades de la vida, de la política, desafueros varios por esa época etc. hasta que llegamos al final del camino y nos preguntamos: ¿¿para adonde seguirá el camino ah?? La cosa es que estabamos a unos 50mts de la virgen, cuando se detuvo el paso, para iniciar en ese momento la discusión de rigor ¿subimos por acá o por allá?, ¿el camino es este o ese? Le digo a mi amigo: "no pos @#$%, si allá esta el camino ¿no ves que eso recto es el camino de los autos? Además todos los caminos llevan a Roma." (dicho con resolución y sabiduría).
Como dato importantísimo, ninguno andaba con sus anteojos ópticos.
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Como era primavera, ya se habian secado las malezas que crecian en el invierno, sobre todos aquellas con espinas, las cuales fueron las compañeras todo el rato.
Luego, llegamos al "camino" que había visto: era solo una piedra cortada de forma recta, y a la perfección, que nacía del cerro mismo. Es decir, no servía para el tránsito de ni una lagartija siquiera. Seguimos escalando hasta que no se pudo avanzar más, y vencidos por el horror de pensar que nos podiamos hacer papilla en el suelo -muchos metros mas abajo- nos sentamos en las rocas y llamamos, para que nos rescatara, nada mas y nada menos que a Carabineros, quienes al cabo de una media hora llegaron al rescate. Las coordenadas entregadas para nuestra localización fueron simples: mirando por Santos Dumont hacia el cerro, bajo una luminaria al costado de la Vírgen (que de seguro, estaba cagá de la risa como Dios respecto del mundo).
Junto con eso, una vez estancado, miré el verdadero sendero que ocupaban los caminantes para acceder a la cumbre, y que era bastante empinado, pero nunca como el que subí.
Pasaban los minutos... hasta que de repente se escuchan gritos y de la nada aparece un funcionario del Parque Metropolitano junto con un carabinero, quienes nos mostraron el camino a seguir para llegar a un lugar seguro... sigo instrucciones, camino y al volcar mi vista hacia arriba veo a una buena cantidad de fieles sapos y copuchentos mirando como rescataban al parcito.
Al llegar a un jardín, lo primero que nos dicen es "¡¡decumentos!!", a lo cual mostramos nuestros "carnéses" y de ahí el sermón para hacer entrar en razón: ""ustedes no son deportistas, no estan preparados para esto, debe tener un poco mas de práctica, y ocupar implementos, y blablabla..."
Me quedo mas que claro. Luego, partí a un WC a la limpieza de rigor, para posteriormente ir por una empanada de queso y una cerveza heladita para el calor de esa tarde, para conversar y ver que, a pesar de todo, la cosa no fue tan terrible.
2 Comments:
Gran Mario, le faltaron otros deportes como la rayuela corta.
Un abrazo q.h
jajaja !!
qe desgraciado !!
(con todo respeto y en el buen sentido dela palabra !!
si esque lo tiene !!
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